Un Año Horizon

Hace más o menos un año que me embarqué en la aventura de montar mi propia empresa. Con anterioridad ya había decidido hacerlo pero no pude adelantar acontecimientos pues mis obligaciones en Tecnison no me los permitían. En julio del año pasado me volvía a Murcia animado además pues el proyecto contaba con el apoyo de una firma de Murcia que me aseguraba la viabilidad de este y el compromiso de encontrar inversores, algunos de los cuales ya había mostrado su interés. Eso era entonces.
Ha pasado un año, todo un año desde entonces y las conclusiones son múltiples, aunque hay una lección que surge a partir de una cita que escuché en una conferencia en la pasada edición de Ficod en Madrid de labios de Kevin Roberts:
“Fail fast, learn fast, fix fast”

Si hiciera una lectura cronológica diría que el inicio real de mi empresa, de Horizon Media, fue aquella mañana de otoño en la cual, tras una nube de subterfugios y tecnicismos, el último de los inversores se cayó de la lista dejando la empresa en un puro y simple start up…
La sensación entonces fue de un profundo desamparo e incomprensión pero al mismo tiempo de alivio pues, en el fondo de uno, cabía la sospecha de que aquello no estaba bien y las condiciones no eran las idóneas. Segunda conclusión: gut feelings…are not just feelings, but the sheer conclusion of the unspoken language.
Efectivamente alivio por esta razón, confirmaba que las sospechas, aquello que me daba vueltas en el estómago era cierto, había algo que no cuadraba. No existía esa pasión por lo que se iba a realizar, un interés por el fondo de las cosas, un deseo por verlas ocurrir. Posteriormente me he dado cuenta de por qué, pero lo explicaré más adelante.
Allí me encontré. Una tarde sentado en la Plaza de la Cruz de Murcia y mirando a todos y a ningún sitio. Y la pregunta era:
¿Y ahora qué?
En ese momento me vino a la memoria un libro que una amigo, que había estado íntimamente implicado en el desarrollo del proyecto, me había mandado leer: “The Bootstrapers Bible” por Seth Godin (http://www.scribd.com/doc/39996/The-Bootstrappers-Bible).
Había dos cosas en este libro que hasta entonces no había llevado a cabo pues eran dos conceptos que no terminaba de ver:
1. Be business minded
2. Be client focused
Entonces los vi con toda claridad. Hasta entonces mi vida habían sido: reuniones, números, papelitos, más reuniones, otros papelitos, más gente, reuniones, dudas, arranques, paradas, papelitos, papelitos, mas reuniones…pero nada de negocio. Es curioso porque es una cosa que a uno le agrada pues tiene la oportunidad de hablar a multitud de gente sobre tu idea, tienes reuniones donde la gente la valora y es una pequeña palmada en el lomo del ego. Sin embargo en ese momento me di cuenta cuanto había perdido el tiempo. También es cierto que había aprendido un muchísimo sobre la gente, los negocios y sobre los “gut feelings”…es decir ese “haya algo que me dice que…”
A partir de ahí lo cierto es que tener una start up consiste en tú y tus circunstancias. No hay nada ni nadie más. Cuando piensas que más solo estas miras alrededor y te das cuenta de que…efectivamente estas solo.
Sin embargo el emprendedor debe de darse cuenta de una cosa y es que esa soledad debe de ser enfocada en la dirección correcta, canalizar todos los esfuerzos, las sensaciones y frustraciones haciendo que todos ellos trabajen en pos del objetivo. Este además suele variar de naturaleza con cierta regularidad, por ello es esencial la convicción personal, razón por la que me remito e una entrada anterior en la que hablaba de las cuatro C´s de Walt Disney:
1. Curiosidad
2. Confianza
3. Convicción
4. Constancia
Al fin y al cabo es establecer unas premisas y una idea de negocio sobre la que te vas a basar y seguir hacia adelante. Es curioso cómo la gente habla de tu negocio y te mira con un aspecto como si aquello que te han dicho les gustara que tuviera alguna trascendencia en tu carácter, en tu línea a seguir, etc. Algún otro ni siquiera eso: sencillamente se siente acomodados y entumecidos por el sonido de su propia voz.
Lo cierto es que eres tú el que al final sale de una sucursal bancaria con el rabo entre las piernas o después de que te hayan rechazado una puerta pero la desazón debe de durar 30 minutos: 15 para asimilar el shock y otros 15 para hallar una respuesta racional…y continuar.
Esto cuando además es un negocio basado en intangibles, como es el medio audiovisual, es todavía más difícil pues, como ya he mencionado con anterioridad no es un país de intangibles. Es un país de cemento, cal, mortero, gasolina, inversiones de retornos rápidos, ROI´s supersónicos, pelotazo y salida por patas. Donde hay una necesidad enfermiza del reconocimiento social mediante signos que evidencien la conquista del nivel buscado: el Mercedes o el Cayenne, el chalet, el barco, etc. En caso de que no se haya llegado a los objetivos el primer paso es el Mercedes, el símbolo del status alcanzado, las meta del aspiracional medio. Es saberse en otro lugar, en que al llegar con toda la familia un domingo a tomar un arroz en algún lugar de la periferia o en un restaurante de la Región, atraerá las miradas de reconocimiento tan ansiadas…o encontrarse en el Club Nautico con los de la misma especie, con otros Mercedes.
Por ello lo difícil de este start up no es encontrar alguien que pueda comprar tu idea sino hacer que un mínimo pueda comprenderlo y darse cuenta de las posibilidades económicas que una cosa así tiene. ¿Derechos de autor, distribución internacional, formatos televisivos, venta de formatos, producción asociada?

Es posible que también me haya enfrentado al hecho de ser emprendedor con concierta candidez, pero también pienso que una parte de esa candidez e idealismo, es parte de la gasolina que hará que este negocio, que Horizon Media, sea competitiva y generadora de ideas innovadoras. Esto me lleva a una cosa que con motivo de este, el primer años de Horizon Media, he reflexionado y retomando un asunto con el que arranqué esta entrada.
Recientemente he tenido diversas reuniones con empresas dedicadas a la asesoría laboral, fiscal, legal, etc. He visto otras empresas de consultoría, de riesgos laborales, estado en la administración apara resolver unos problemas de unas subvenciones, etc. Pero en concreto el otro día en una reunión en una de ellas me preguntaron algo así como: “¿Cómo vas a tener el pulmón (económico se entiende) para poder soportar una cosa así?”.
De pronto me quedé parado y por momentos me subió la indignación y un pensamiento me nubló el raciocinio:
“Tú, cuya función es mover papeles y cuyo negocio es hacer caja de la maraña burocrática de este país. Tú, al cual pagan por ser más rápido a la hora de hacer papelitos y cuya inteligencia se basa en saber explotar los resquicios del sistema. Tú, cuyo valor principal es saber obtener beneficio de aquellos que generan riqueza sin aportar nada a la generación de esta, sino como única contribución, aligerar la carga que para las empresa supone la trama burocrática que debe de dar de comer a mas de 3.000.000 de ciudadanos de este país”
Y aquí es donde me quedé parado. Si en España hay más de 3.000.000 de funcionarios, lo cual no sé si incluye a las Comunidades Autónomas, a lo que habría que añadir a empresas y terceros que viven de las comunidades autónomas o que son gestores del dinero público…entonces ¿Cuánta gente genera riqueza en este país? ¿Cuánta gente crea productos que se venden y/o distribuyen independientemente de su naturaleza u objetivo? Es decir eliminando a todos estos funcionarios de oficio o por beneficio ¿cuánta gente de este país genera riqueza? ¿Cuántos especuladores de ideas ajenas, del trabajo de terceros, vampiros de la burocracia existen y porque debo de hacer una genuflexión cuando tengo que visitarles?. Pero lo que más me revienta es que algunos de estos se dediquen a opinar sobre si tal o cual empresa a cerrado, o estos “están caninos”, etc. Pero ¿Qué riesgo has tomado tú que te repantigas con el sobrepeso de la indolencia en tu sillón de polipiel sudado por las horas jugando al cazaminas? Muchos de esos de los que te burlas o que “carecen de pulmón” se la han jugado y han puesto los cojones encima de la mesa en una época en la que nadie ya cree en nada…y yo soy uno de esos, un emprendedor y voy para adelante. Solo. Por eso me siento aludido, por eso me son tan necesarias palabras de aliento…pero cuando este aliento huele a ajo, a sitio cerrado, a trabajo indolente, mecánico y sin creatividad, entonces no es aliento, es alitosis.
En fin que ha sido un solo año, intenso, duro, pero, como veis, un año muy interesante.

Un saludo a todos aquellos que haremos que este país salga adelante…y por cierto, los hay que sí alientan y que apoyan. Suelen surgir además cuando menos y de donde menos te lo esperas…pero así es.

Un saludo a todos,

José Egea

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