La devaluación de un pais

Es difícil pensar que una situación económica como la actual pueda ser no solo buena, sino de utilidad alguna para nadie. Sin embargo cada vez me convenzo más de que esto es así.

España es una país que lleva a remolque de las circunstancias y navegando fuera de los vientos que le circundan más de doscientos años. Es además un país que ha perdido durante este proceso conciencia de sí mismo y que no ha tenido que posicionarse pues no le ha hecho falta. Lo que es peor: ni esta ni se le espera, ni para bien ni para mal. Hubo un tiempo en que España si figuraba, pero tendríamos que remitirnos a tiempos de Voldemort el innombrable… es decir, de Aznar.

La verdad es que esta forma de estar en todos pero en ningún sitio, esta forma de intentar nadar y guardar la ropa, nos ha funcionado durante años. Lo contrario implicaría trabajar, ponerse al frente, comprometerse, implicarse…y eso es algo que, por lo general no nos gusta y no hacemos bien.

Nuestra entrada en la Unión Europea fue un auténtico bienvenido Mr. Marshall. Café para todos, en todos los sentidos. Había dinero para todos, trabajo para todos, pero el café para todos algunos se lo sirvieron triple y en Belmonte (con Coñac), otros con doble de leche y casi todos (o todos) se lo tomaron algo cargadito. Pasamos de ser un país en el cuál un sueldo de 200.000 pesetas era un señor salario, a que uno de 1.200€ te lo tirara un becario a la cara. Los pisos pasaron de valer 30 millones a costar 250.000€, un simple café paso de costar 80 o 100 pesetas a costar 1,50 o incluso 2€. Pero la pregunta es ¿realmente era un país que podía aumentar su cotización de esta manera?. Si hubiera hecho los deberes es posible que el estado se hubiera mantenido pero descubrió una riqueza falsa en el fondo de un mortero de cemento.

En vez de potenciar la competitividad, invertir en investigación y desarrollo, primó el interés cortoplacista… y no es cosa de ZP. Él, en su negligencia e ineptitud, solo ha agravado una situación que es la de un país que lleva dormido en los laureles muchas décadas o más bien Siglos. De hecho su dialéctica suave, ideas opiáceas y discurso aletargante hizo mella en una país que no tenía grandes preocupaciones y que vivía alimentado no por su capacidad de crear riqueza, sino en base a una caja cuyo origen era externo. Nos pudimos preocupar de la guerra de Irak, de la Alianza de Civilizaciones, de las Leyes de Igualdad e incluso crear un ministerio al efecto. Tuvimos a demás la capacidad de multiplicar por 17 las administraciones, aumentando por este mismo número los funcionarios, e incluso creando elementos como empresas públicas, televisiones locales (cuatro por comarca según la ley), etc.

Es decir ¿en que invertimos el dinero Europeo y el del propio PIB?, en dos cosas:

1. Burocracia
2. Asfalto y cemento

Al mismo tiempo Bancos y Cajas se tiraron de cabeza a financiar esta locura sin pensar que el dinero invertido no generaba, a su vez, una riqueza posterior. Pues ¿qué crea la riqueza? Las empresas que desarrollan productos y los venden, sea en España o fuera. En este último caso mejor pues sí exportamos productos entonces traemos divisas y dinero del exterior… y para vender productos y exportar hay que ser competitivo: sea por precio o por ingenio e innovación. Lo primero era más complicado pues estábamos en el € lo que significaba que no podíamos reducir nuestros precios al tener una mano de obra más cara y costes de producción mayores. El problema añadido era que tampoco podíamos ser competitivos en el segundo caso pues no invertimos en desarrollo, frente a otros. Eso me preguntaba al entrar en Carrefour el otro día ¿porqué las puertas correderas eran Francesas, la maquinaria de carnicería Italiana, los pesos lectores de códigos de barras Alemanas? Me di cuenta de cómo hemos dejado de hacer los deberes, como nos hemos adormecido durante más de quince años y gobierno tras gobierno no han hecho nada más que dejarse llevar por los vientos a favor.

Ahora toca volver a empezar. Devaluar un país a su situación real. A sueldos de 1200€ máximo, a cafés de un euro y gracias. Toca tomar lecciones y darnos cuenta que hay que trabajar, y que hemos pedido la oportunidad. La hemos perdido porque, como dijo Thomas Alba Edison, “el problema de la oportunidad es que llega vestida con ropa de trabajo”.

Eso me lleva a retomar la entrada de “Franco no ha muerto”. Somos un país que no ha tenido que competir ni luchar pues ya en época de Paco el sistema era similar y todo el mundo estaba contento… pero es que viene de antes. Me contaban recientemente de un canal que se construyó durante el primer tercio del Siglo XX paralelo a la actual autovía entre Murcia y Cartagena, canal que se construyó sin ninguna función concreta, únicamente dar trabajo. Así es nuestro país y puede que esta crisis nos obligue a cambiarlo y esperemos que para mejor, pues todos no podemos ser funcionarios… ni debemos. Ahora que lo pienso ¿por qué no llamar a los funcionarios con el nombre que en Inglaterra se utiliza: civil servant?

Esto da lugar para otra entrada.

Comentarios

Prandez ha dicho que…
mucha miga que comer y tela que cortar. Espero que tengas razón que despertemos del letargo eterno y no nos deslicemos por el "culpadelotrismo" sempiterno hacia una cultura social tercermundista. Si nos ponemos a trabajar todos, podemos hacerlo, con un poquito de ayuda del gobierno, claro.
José Egea ha dicho que…
El problema es ponernos a trabajar. Hya muchas empresas, y algunas que todos conocemos, que son un ejemplo de un epoca en que se habría la persiana y empezaban a entrar clientes. Me temos que estamos muy mla acostumbrados.

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