Redes Sociales de Pesca

Hay un clásico en el terreno de la comunicación y que en su momento me recomendó una de las asesoras jurídicas de la CIA y la NSA de nombre Elisabeth Parker, y el libro es “Public Opinion” del periodista Walter Lippmann. En su excelente libro hablaba sobre un hecho que es la necesidad de las personas de simplificar la realidad que les rodea.

El mundo es muy complejo, las relaciones y elementos que lo integran son confusos y además están sujetos a imponderables, entre ellos el factor humano, elemento impredecible y sujeto a la propia naturaleza de cada uno. Esto último es de especial importancia, pues demostrado esta en este libro (así como en otros sobre el comportamiento) que las decisiones de las personas distan de ser lógicas pues están sujetas a multitud de elementos que son inherentes de cada uno:

• La edad
• La condición social
• La familia
• Los prejuicios adquiridos en el ámbito familiar
• La experiencia
• El entorno socio económico

Alguien dijo hoy que “una noticia es la narración de una realidad”. Como el propio Lippmann describe en su libro, se hicieron pruebas sobre observación de determinadas sucesos a diversos periodistas y gente entrenada para describir la realidad. Apenas un 30% llegaron a describir la cosa tal como ocurrió.

La llegada de las nuevas tecnologías y la horizontalización de la información ha generado que cada uno de los usuarios de las redes sociales se convierta en un creador de información, un agregador o un consumidor...o todo ello junto. Es el concepto del “prosumer” o consumidor productivo. Esto además ha ocurrido al eliminar a los intermediarios, pues podemos obtener la información directamente en origen y sin que tenga que venir nadie a contarla o interpretarla.

Recientes acontecimientos en las redes sociales me han hecho reflexionar sobre esto, pues ha habido diversas movilizaciones con tags (etiquetas) en Twitter de #eurodiputadoscaraduras u otras de #nolesvotes o #nuclearesno y convocatorias de manifestaciones de personas sin ninguna vinculación política “aparente” y abanderando iniciativas en pos de la llamada iniciativa ciudadana en otras redes sociales. De hecho existe un grupo que se denomina foro ciudadano de Murcia (http://www.forociudadano.org/) o (http://www.hazteoir.org/ o kaosenlared) que aglutinan iniciativas ficticiamente independientes.

No voy a dejar de decir que las iniciativas de este tipo son producto de la democracia y la libertad de pensamiento en que vivimos y sí, efectivamente, esto es una preparación para el rejón que viene. Es fantástico que la gente no solo opine sino que se posicione y defienda todo aquello que piensa, y pienso que debería haber mucha más. Insisto: DEBERÍA HABER MUCHA MÁS.

No obstante la instrumentación del sentimiento colectivo, de un determinado momento de angustia o de euforia (sea positiva o negativa) da lugar al populismo. Y esto es peligroso.

Mussolini, frente a una oposición inicial de Hitler, dijo: “nuestra doctrina es el hecho”. En un momento de crisis económica en el que vivía Italia surgió una figura que instrumentalizó el sentimiento popular y los anhelos de todos, además de la perdida de fe en el sistema. Esta instrumentalización surgió simplificando el mensaje y dando una realidad prefabricada y fácil de entender, con enemigos identificados e incluso algunos existentes en la memoria colectiva (Judíos, inmigrantes, la gran burguesía). Hitler o los movimientos totalitarios de izquierda y de corte similar, utilizaron las mismas herramientas movilizando el sentimiento colectivo. Cuantas veces hemos oído “el sentimiento de ser Catalán” o “los demás no pueden comprenderlo y ser vasco es un sentimiento”. Goebbels utilizó con profusión este arma letal de movilización popular así como Julius Streicher editor del periódico nazi Der Stürmmer, donde continuamente se hacían alusiones al orgullo alemán, el sentimiento del esfuerzo colectivo y donde la realidad se daba simplificada y con luces de aterrizaje para seguir el curso a seguir.

El propio Mussolini creó un ministerio de propaganda destinado a escuchar el clamor popular y dar rápida respuesta a sus demandas. Pero ¿tiene razón la mayoría por ser mayoría? Si así fuera el mejor restaurante del mundo (y con más estrellas Michelin) debería ser McDonalds… todo se andará.

Lo cierto es que la movilización en redes sociales ha estado bien, pero también ha sido pasto de un fuerte populismo basado en la facilidad por lanzar el mensaje y de un sentimiento de “todos estamos de acuerdo y por ello debemos de tener razón”. A penas nadie se ha parado en buscar las razones y una explicación porque hacerlo requiere contrastar fuentes y enfrentarse a la complejidad del sistema y como Lippmann indicaba, esta misma complejidad retrae a la mayoría de intentar hallar la verdad o al menos crear una idea propia sobre el problema… entre otras cosas porque puede llevar a darnos cuenta que no tenemos razón.

Asistimos a una teórica libertad de pensamiento reforzada por Internet como coadyuvante de la iniciativa colectiva… pero lo que hay que preguntarse es (y preguntarse MUCHO): ¿qué ocurriría si alguien lograra coordinar acciones en redes y movilizar el sentimiento colectivo en contra del propio sistema? ¿y si hubiera una persona (o grupo) que dieran con la fórmula de manipular o redireccionar el rechazo popular o las demandas en determinados momentos?.

Antes ha ocurrido, y Lippmann que escribió su libro en el primer tercio del Siglo XX sabía, que la opinión pública es algo moldeable y, por el hecho de ser una masa, capaz de seguir patrones. En guerra psicológica se ha estudiado y utilizado esto de modo sistemático creando estados de opinión interesados sobre determinados acontecimientos, y grupos de opinión utilizan elementos de la memoria colectiva (como el miedo en el caso de Greepeace) para provocar una reacción. Por ello tengamos cuidado con las redes sociales, usémoslas y entremos sin miedo a hacerlas parte de nuestra actividad diaria, pero de un modo crítico y cauto pues podemos ser utilizados por grupos terceros, por personas y entidades que persiguen objetivos muy distintos de lo que nosotros pensamos. Los Israelíes del Mossad lo llaman falsas banderas: servir a unos pensando que en realidad se está trabajando para otros.

Sed felices y críticos.

José Egea

Comentarios

Antonio Rentero ha dicho que…
Esencial ser crítico, escéptico y desconfiado ante las "espontáneas manifestaciones de adhesión", aunque sean virtuales y no en la Plaza de Oriente.

Por cierto, bien traído ahí lo del Foro Ciudadano... por lo de la "no injerencia" y "no instrumentalización" política.

Steve Jobs no le paga un sueldo a sus millones de "apóstoles", consumidores encantados de tener cacharrines con la manzanica mordía. El PSOE tampoco le paga un sueldo a Prisa o Roures, ese es el gran triunfo, el de los adeptos dignos de mejor causa.
José Egea ha dicho que…
Y así lo hace Google, basando su negocio en que la gente trabaje para ellos por nada mmu friend.

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