Per ardua ad astra

A Juande Ramos entrenador de futbol le preguntaban una vez en una entrevista:
¿En que se diferencia entrenar a un equipo Español de uno Británico?
Él, que era entrenador del Tottenham Hotspurs, contestó que técnicamente no se diferenciaba mucho de España, pero que el público y los partidos eran otro mundo. La razón que el aducía era que:

“En los campos españoles te animan, chillan y vitorean cuando ganas pero te insultan, escupen y agreden si pierdes. En Inglaterra te animan, chillan y vitorean cuando ganas y te animan, chillan y vitorean cuando pierdes”

Durante los cinco años que viví en el Reino Unido, lugar que considero mi segunda casa, aprendí que luchar es ganar pero también perder pues, como Juande Ramos descubrió, para los Británicos es parte integral del juego. Siempre encontré a mis profesores mucho más comprensivos (pero también exigentes) en el error que en la certeza, pues la certeza suele esconder una gran inseguridad o peor la mentira a uno mismo o a los demás… como ellos mismos decían, en otras palabras, no te fíes del que parece que tiene todo atado y gran seguridad en sí mismo.
Uno de aquellos mis maestros solía vestir con traje de raya de diplomático y una flor en la solapa y decía lo siguiente también con su inconfundible acento de West Midlands:

“Remember my lads, when you decide to start your own Business, you will feel the taste of loneliness but also experience the richness of being free to make your own decissions. Assume them, be responsable of them and above all fail fast, learn fast and fix fast”

Luego supe que esta última frase era de mi admirado, estudiado y siempre recurrente Winston Churchill. Estas palabras de mi profesor las tuve siempre presentes pues son parte del ADN de una gran nación que aprendió que su tamaño no le permitía lamerse las heridas mucho tiempo ni darse pena de sí misma, y que la inteligencia debe de estar puesta al servicio del común de los ciudadanos.
Recientemente en una conferencia que dio Gil Gidrón en Lorca indicó muchas de las formulas que han hecho de Israel uno de los países más pequeños pero también mas competitivos del mundo. Una de ellas es el hecho de que los reveses son los que forman a la persona y por ello, decía Gil, los grandes centros de desarrollo, las empresas, no están interesadas en contratar gente que no ha tenido ningún fracaso. Basan esta idea en que los funcionarios y los políticos son personas que sufren reveses sí, pero el peso de estos infortunios cae sobre recursos ajenos y no propios. Pueden volver a casa y en un semana estará olvidado el tema. No así con empresarios, autónomos o personas que deciden poner sus propios recursos al frente de una idea que a veces es más un sentimiento, pero… ¡que cojones, el mundo es de los que sienten que deben de continuar hacia delante! Por ello confían y aprovechan el conocimiento y experiencias de alguien que todavía tiene la nariz dolorida de haber mordido el polvo.
Vivo en una país donde ni siquiera un 10% de estudiantes de grado superior se plantea montar su propia empresa. Donde el empresario es una persona considerada (en muchos ambitos) un especulador en busca del enriquecimiento personal y donde los emprendedores deben de soportar grandes cargas fiscales… pero de los que también se espera que saquen a este país de la crisis. Vengo de una país donde solo se respeta al grande y al vencedor, y más si este ha logrado sus objetivos torciendo los acontecimientos o sorteando la ley. “Ese es un tío listo”, lo he oído de Laureano Oubiña (narcotraficante Gallego) de Jesus Gil, Roca y compañía… pero nunca de personas que se han dejado la piel por sus negocios, sus empresas o en pos de un sueño. España es un país de Florentinos, Aliertas y Brufaus, pero también de Ruiz Mateos, Dionis y Correas. No es de pequeños empresarios, ni grises clases medias pues ellas son las que pierden y ganan, pero sobre todo las que, sobreponiéndose a todas las adversidades, tejen la estructura de una sociedad y la mantienen cohesionada. España prefiere la moneda tirada sobre el suelo de mármol frente a la del sonido sordo de la que cae sobre la alfombra, parafraseando un dicho Árabe que me enseñaron en Gaza.
Debemos de crecer, hacernos responsables de nuestras decisiones y admitir que (con lo bueno y lo malo) somos la 12ª economía mundial. Eso requiere que, como país, seamos mayores de edad pues no de podemos vivir del oro de Perú, ni de los fondos Europeos, tampoco de la ayuda del plan Marshall y menos tirar del crédito de la tarjeta. Debemos asumir nuestra realidad y darnos cuenta de que debemos salir al mundo y llevarle cosas que pueda comprar y productos que mejoren su vida. Pero para lograr esto debemos arriesgarnos, cometer errores y reconocer que con la derrota se abre ante nosotros una de las más maravillosas oportunidades que como humanos tenemos: la de aprender.

…y como decían los latinos:

“Per ardua ad astra”

Comentarios

Antonio Rentero ha dicho que…
No hace mucho tiempo me di cuenta de que ese viejo sueño de que te toque la Primitiva y dedicarte por las mañanas a rascarte los huevos y por las tardes a pasarlo a limpio... se había desvanecido en mi.

En ese hipotético (y deseado) caso está claro que construiría mi felicidad en torno a las pequeñas cosas que relataban el gran Marx (Groucho, claro, el único Marx al que deberíamos tomarnos en serio): una pequeña mansión, un pequeño yate... pero me di cuenta de que tener millones en el banco y vivir de sus réditos terminaría siendo aburrido.

Ahora me aburriría no arriesgarme a montar un bar, una productora multimedia, comprar el edificio vacío junto al Casino de La Manga y montar allí un negocio de paintball...

Lo malo es la dificultad actual para encontrar la financiación inicial que necesita hasta el más elemental proyecto, el miedo que hay a creer en la iniciativa ajena... y en el éxito del que cree en sí mismo.
José Egea ha dicho que…
Ahí se encuentra el miedo a perder. La falta de financiación ha sido, y es, parcialmente debida a esto. Todo el mundo va a tiro fijo y a tangibles. Por eso no hay I+D+i en España.
Antonio Rentero ha dicho que…
Los bancos es lo que tienen, te prestan un millón si lo avalas con un millón... si tengo un millón ya no necesito que me lo presten :-)
José Egea ha dicho que…
Ya pero ese es el negocio de los bancos: alquilar dinero. La cuestión es los riesgos que toman y lo que consideran riesgo. Ahora es riesgo prestarme para un proyecto de una serie, pero no lo era darselo a un Ninja hace cuatro años.

Hay una ceremonia en USA que consiste en la quema de la hipoteca en una barbacoa con amigos, pues una propiedad (hasta wue no has pagado la ultima letra) es del banco. Hasta ahora hemos vivido del credito, pero este solo te lo dan para tangibles que posteriormente puedan ser embargados: que tienes que te pueda quitar si no me pagas.

La cosa es muy diferente con un proyecto, sea una película, I+D o similar.
Antonio Rentero ha dicho que…
Es que durante años aquí y en medio mundo se ha prestado dinero al primero que pasaba por la puerta.

Para mi hipoteca simplemente me pidieron tres nóminas. Y punto. Tiene aún menos lógica que se apalanque el dinero para no dejárselo a quien pretende converitirlo en más dinero a través del emprendizaje que a quienes solo queriamos un techo en propiedad para vivir.

Si hace 6 años no me dan un préstamo pues en vez de un piso de 3 dormitorios en propiedad (en propiedad el banco, yo les pago un "alquler", en ese sentido pienso como lo que cuentas de los USA) me habría ido a vivir de alquiler a un apartamento de 1 dormitorio.

Pero cuando no se concede el préstamo a alguien para emprender no hay "alternativa de alquiler".

Entradas populares